martes, 26 de marzo de 2013
Encuentros con seres de hermosa Locura II
Caminando por Avenida Santa Fé, cerca de Septiembre de 2012, en mi hermosa Capital Federal de Buenos Aires, una estatua viviente me sonrió. Claro, ya sé, puede no ser tan increíble. Y no sé, creo que cuando las examinás en algún momento se mueven intencionalmente para sorprender. Pero ese día yo no andaba con la autoestima alta, al contrario, esos lugares de mucha concurrencia me bajan el autoestima y caminaba sin examinar a nadie, es más, caminaba sin levantar la frente del piso pero sonriendo. Caminábamos con mi primo, quien me acompañó a comprar un libro. Así fue como esa tarde, caminando sin prestarle atención a nada en particular, levanté la mirada y en el centro de la peatonal vi a la estatua. Todos la contemplaban, excepto yo, que pasé a una distancia lejana de ella. Pasé por un costado y ella estaba estática en medio de las personas. Me impactó a primera vista, pero seguí mi camino. A mitad de cuadra giré la cabeza y ella con grandes ojos me miró y me saludó levantando una mano. Creo que sonreí o la miré impactada, estábamos tan lejos y ella me saludaba a mi entre tantas otras personas. Me sentí bien, fue muy artístico el hecho. Común para muchos, para mi fue telepatía artística.
Ojalá que ella sea/siga muy feliz.
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